Hoy hablamos de la versión mallorquina del tapeo ‘El variat’, la tapa por excelencia de Mallorca. Una opción perfecta para la hora de la merienda o la comida, que se adapta al gusto de cada persona.
Según cuentan los expertos gastronómicos de la isla, el ‘variat’ tiene sus orígenes en los años cincuenta y sesenta, con el crecimiento del turismo balear. Los turistas demandaban degustar tapas de propias de la isla, y alguien que regentaba una fonda tuvo la idea de coger una ‘greixonera’ de barro y servir una pequeña muestra de cada uno de los platos que tenía preparados para el almuerzo. Así nació el famoso plato típico de Mallorca.
Hoy en día, el ‘variat‘ es uno de los platos más conocidos de la gastronomía isleña y son muchas sus variantes. Aunque podríamos hablar de que contiene algunos ingredientes clave como la ensaladilla rusa, que constituye la pieza central y le da el punto de frescura que combina con multitud de combinaciones como las albóndigas, el tumbet, la sepia en salsa o “pica pica”, la lengua con alcaparras, los callos, el frito mallorquín en cualquier de sus variedades (de cordero, matanzas ‘cerdo’ o marinero ‘sepia y marisco’) o los champiñones al ajillo, etc. Y, para darle toque final al plato, se complementa con una o dos piezas de fritura como calamar a la romana, croquetas, gamba o mejillón relleno. Todo acompañado con un trozo de pan, y si es de pan moreno mucho mejor.
Los pequeños pueblos se caracterizan por ofrecen cocina tradicional, mientras que algunos chefs contemporáneos ofrecen una versión más actual del plato. Sin duda, una opción versátil que se adapta a los paladares y bolsillos de cada comensal.